Antonio Escohotado (Madrid, 1941) dice que el prejuicio más común y obstinado es la imparcialidad: “Sólo los asuntos anodinos se observan con algún grado de distancia crítica, y en los demás cualquier perspectiva vagamente ecuánime debe conquistarse pasando de la desinformación al detalle, sin aspirar a cosa distinta de una precisión superior”. Con el autor de los imprescindibles «Historia general de las drogas» o «Los enemigos del comercio», quien escribe estas líneas no puede ser neutral. Jesús Quintero describió a este jurista, filósofo, sociólogo y escritor de éxito como “el hombre más inteligente que conozco”. Yo, que no tengo ni la agenda ni la experiencia del que, en mi opinión, es el mejor entrevistador de España, afirmo que Escohotado es un genio y, para justificarme, remito a su obra a los lectores de «Zenda».
¿Libre consumo de drogas?
A. Escohotado: «El puritanismo más extremo caracterizaba a la dictadura de Lenin. Una enfermera se suicidó tomando unos gramos de cocaína y, cuando se enteró hizo retirarla del vademécum, mucho antes de 1971, cuando Nixon consiguió que la ONU aprobase la Convención Internacional sobre Sustancias Psicotrópicas. Hasta entonces, sólo había cuatro o cinco drogas prohibidas; con el convenio, pasaron a ser cientos; ahora son cientos de miles. Además, los estadounidenses aprobaron una ley llamada de análogos en la que cualquier compuesto con capacidad eufórica queda automáticamente excluido».
Duración: 1:14:53